Dominar los puertos de montaña
 
          La socia del H.O.G.® Vanessa Ruck emprende un viaje de 2.700 millas por Europa para atravesar los mejores puertos de montaña de los Alpes con el Authorized Tour Operator Tour1
¿Tienes en mente un viaje épico por carretera?
¡Levántate y ponte en marcha! Te aseguro que te preguntarás por qué no lo hiciste antes. El mundo está lleno de carreteras realmente espectaculares y para mí, que vivo en el Reino Unido, con solo cruzar el Canal de la Mancha tengo a mi alcance paisajes espectaculares.
Lánzate a los Alpes y perderás la cuenta de las veces que exclamas ‘¡guau!’ al abrirse ante ti en cada curva nuevos puertos, escarpados ascensos y descensos en caída libre. Había estado innumerables veces en las cumbres de los Alpes practicando snowboard, pero desconocía las maravillas que ofrece en verano. Terreno accidentado, virgen hasta donde alcanza la vista, lagos de color azul turquesa, impetuosas cascadas y poderosos ríos, inmensos panoramas abiertos e interminables curvas en horquilla. Es un paraíso para el motorista, y muy adictivo.

Volver a empezar
¿Cómo llegué hasta aquí? Un viaje de luna de miel en motos Softail®, una ruta de aniversario de bodas en una Street Bob® y un grave accidente de tráfico en 2014 se confabularon para que me fuera imposible imaginar la vida sin mi Harley-Davidson. Ahora que no me es posible físicamente practicar los deportes que antes llenaban mi vida, la moto es mi forma de explorar los alrededores de mi casa. Sin ella, no sé si habría sido capaz de mantener la sonrisa durante los momentos más oscuros.
Y ahora me disponía a salir del Reino Unido cruzando el túnel del Canal de la Mancha en Folkestone, para después recorrer Francia, Bélgica y Alemania al manillar de la maravillosa B500, sobre una interminable carretera que se abría paso por este espectacular paisaje como magnífico aperitivo antes del plato fuerte para cualquier devorador de asfalto: los puertos de montaña de Austria, Italia y Suiza.

Cuando emprendes un viaje por carretera de más de 2.700 millas, es normal estresarse. ¿Habré elegido la mejor ruta? ¿Las carreteras serán tan buenas como espero? ¿Podré hacer bien las distancias entre cada parada? Pero yo no tenía ninguna duda ni ninguna preocupación. Me lo había evitado todo contratando un tour guiado en Tour1, lo que nos permitía centrarnos en el viaje de nuestra vida.
Touring sin estrés
El equipo de Tour1 hace reconocimiento exhaustivo de todo, busca las mejores rutas, prueba los hoteles y elige las carreteras, restaurantes y cafeterías perfectos para hacer de tu viaje la mejor experiencia posible. Y también se encarga de gestionar cualquier contingencia. Por ejemplo, si el Eurotúnel se retrasa cuatro horas (efectivamente, nos pasó), saben cómo hacerte llegar a tiempo al grupo. ¿Un puerto de montaña cerrado por un desprendimiento de tierra? (Sí, también nos pasó). Relájate tomando un café mientras ellos se encargan de buscar una ruta alternativa igual de impresionante. La única variable totalmente imprevisible es el tiempo, que en los Alpes cambia de puerto a puerto, no digamos de un día a otro. Esta meticulosa organización, junto con el alojamiento en hoteles de tres y cuatro estrellas, justificó sobradamente el precio del tour.

En el Reino Unido, te adentras en una carretera preciosa llena de amplias curvas y maravillosos paisajes, y antes de que hayas podido adaptarte al entorno, ya ha terminado. En los Alpes, puedes seguir todo el día, y día tras día. Elige la ruta adecuada y tendrás el plus de una conducción técnica y exigente. Por ejemplo, el Stelvio, el tercer puerto más alto de los Alpes. A 2.750 metros sobre el nivel del mar, ofrece 75 curvas en horquilla capaces de ponerte los pelos de punta, además de unas vistas de vértigo. El Passo di Gavia, una de las carreteras más peligrosas del mundo, es un camino de un solo carril en pendiente, en el que tendrás que estar muy atento a los coches, motos y bicicletas de frente además de socavones, gravilla y desprendimientos de rocas. Para algunos, es el desafío definitivo, para otros, un riesgo innecesario, pero nadie te obliga a ir. Y también está el Paso de San Gotardo, en Suiza, sobrecogedor y muy complicado, con firme adoquinado y curvas en horquilla. Al principio temblaba como un cervatillo recién nacido, pero tras dejar atrás una serie de curvas consecutivas, me di cuenta del agarre de la moto, que se convirtió en uno de los puntos más destacables del viaje.
La seguridad de viajar en grupo
Hay otros muchos puertos de montaña fabulosos que no han alcanzado esta reputación, y las carreteras que los comunican suelen discurrir por valles magníficos y atravesar ciudades y tierras bajas, que te ofrecen un merecido descanso antes de acometer el siguiente ascenso. Durante días tuve dolores en los abdominales de tanto inclinar los 320 kg de mi Sport Glide curva tras curva por tantos puertos.
Ir en grupo te da confianza y seguridad. Nuestra cuadrilla de 15 Harley-Davidson no pasaba desapercibida para los demás conductores y la combinación de nuestra experiencia y destrezas nos permitía resolver inmediatamente cualquier eventualidad. Además, siempre se aprenden cosas cuando viajas en un grupo así. Como mínimo, es seguro que el líder del tour será un motorista avanzado capaz de enseñarte más de un truco. Y con un poco de suerte, te codearás con varios motoristas de primera. La rueda trasera de un neozelandés se convirtió en mi guía favorita. Aprendí mucho de su forma de trazar las curvas y de ajustar la velocidad: una forma increíble de mejorar mi conducción. Sin un modelo tan experimentado me habría sido imposible conseguir mi nivel actual, y el Stelvio en concreto fue mi escuela particular...

Coronar el Stelvio
Reducimos a primera y sujetamos bien el manillar. Salimos. El rítmico sonido de nuestros motores V-twin se intensifica al acelerar para tomar la primera curva realmente cerrada. Un toque en el freno trasero y entramos en la segunda, con la vista alta. Tercera curva, inclinando el peso de la moto, cuarta, quinta, sexta, novena curva... las estriberas rozan el suelo en la décima, la goma se agarra al asfalto… 13… 17… 21… el acelerador se abre y las revoluciones aumentan a medida que subimos… 25… 27… rápidos cambios de marcha… 31… el viento silba al avanzar… 34, 35… sin descansar, cogiendo velocidad en las rectas. Giro a la izquierda, después a la derecha, sintiendo el firme accidentado bajo las ruedas. Al salir de la curva número 48, la cumbre está ya a la vista.
Paramos. El tiempo se detiene al contemplar la vista, las escarpadas montañas. Mi cuerpo se llena de algo que no había sentido jamás. La adrenalina me hace palpitar el corazón. ¡Nunca me había sentido tan viva!

De nuevo en camino
¿Cómo es posible mantener unido un grupo de 15 motos por terreno desconocido y con el líder ocupado con la navegación? El sistema de compañeros nos permitió estar siempre conectados y circular al ritmo de cada uno, con los más rápidos delante. Cada miembro del grupo se responsabilizó de que su ‘compañero’ (que va siempre detrás de él) supiera qué hacer en todo momento: avanzar en las rectas, esperar en los cruces. Hacer tantos kilómetros en grupo fue algo muy especial, tanto como las miradas de los lugareños al vernos pasar como un trueno. Hasta los ancianos de una residencia se acercaron durante una parada. A juzgar por sus sonrisas, se habrían quedado todo el día a charlar con nosotros.
El tour pasa por nueve países y el cambio de cultura en cada cruce de frontera añade un sabor sutilmente distinto a cada etapa. Desde los albergues de montaña suizos hasta los cencerros de las vacas y los típicos pantalones cortos austriacos o la increíble variedad de cervezas locales al final de cada jornada... viajar en moto te acerca mucho más a cada país que visitas.
El trabajo de ingeniería de estas carreteras es impresionante: puertos de gran altura con paredes en vertical sin quitamiedos y curvas en horquilla totalmente expuestas. Los ocasionales desprendimientos de rocas, rebaños de ganado o hileras de ciclistas con trajes de licra se suman a los retos del recorrido. Circular por un lugar libre de restricciones es toda una liberación y te satura los sentidos. Intentas absorber el paisaje y la cercanía del peligro te dispara la adrenalina: hay que tener cuidado de no fijar la mirada en el abismo. Es un nirvana para el motero, donde sientes que estás viviendo al límite. Literalmente.

Algo que no esperaba ver era tanto ciclista. Los Alpes atraen a una enorme cantidad de ciclistas que, con su equipo ligero y espectacular agarre, descienden y toman las curvas a una velocidad alucinante. Fui a la zaga de un ciclista, claramente muy experimentado, durante más de una milla ya que los cortos tramos rectos entre curvas y el tráfico de frente hacían complicado el adelantamiento. Es increíble pensar que yo tenía un motor de 1.745 cc y él solo tenía sus piernas.
Pero le adelanté en una subida, ¡y de verdad que algunas de estas subidas son sobrecogedoras! Para circular por una carretera sin socavones, en la que puedes tomar cada curva acelerando con total confianza en el agarre de la goma a la carretera, ve a Austria y Suiza.
Como motorista relativamente novata, que solo me había puesto en serio sobre la moto después de mi accidente, los Alpes supusieron un enorme esfuerzo para mí. Pero enseguida empecé a disfrutar de la sensación de rodar con las estriberas bajadas y con una sonrisa de oreja a oreja. Ahora, tras mi viaje de 2.700 millas, tengo más confianza y me siento más segura que nunca al ir en moto.
Puedes seguir a Vanessa en Instagram @thegirlonabike
Fotos: Alex Ruck

 
           
          